La suerte de vivir al otro lado del estrecho
14 kilómetros separan a ricos y pobres, al despilfarro de la necesidad y al hambre de la saciedad. Sólo 14 kilómetros que casi se podrían hacer a nado, suponen una diferencia de décadas de atraso.
En mi travesía entre Algeciras y Tánger no podía dejar de pensar en esos cientos de personas que se habrían quedado en el camino, en tanta gente que se había arriesgado a nadar pero nunca llegó al otro lado. Al llegar a Marruecos me encontré con un país con sello propio, de esos que dejan huella. Un país con astucia, la que da el hambre y la necesidad, pero por otro lado hay algo que te atrapa y hace que el sabor de boca final sea dulce y regreses con ganas de volver de nuevo.
Si teneis la oportunidad os aconsejo que vayais, que os asomeis a un sitio que aunque tan cerca está tan lejos, porque yo creo que merece la pena. Cambia el chip y te hace ser más consciente de la suerte que tenemos de vivir al otro lado del estrecho.
En mi travesía entre Algeciras y Tánger no podía dejar de pensar en esos cientos de personas que se habrían quedado en el camino, en tanta gente que se había arriesgado a nadar pero nunca llegó al otro lado. Al llegar a Marruecos me encontré con un país con sello propio, de esos que dejan huella. Un país con astucia, la que da el hambre y la necesidad, pero por otro lado hay algo que te atrapa y hace que el sabor de boca final sea dulce y regreses con ganas de volver de nuevo.
Si teneis la oportunidad os aconsejo que vayais, que os asomeis a un sitio que aunque tan cerca está tan lejos, porque yo creo que merece la pena. Cambia el chip y te hace ser más consciente de la suerte que tenemos de vivir al otro lado del estrecho.
1 Comments:
¿Y hasta cuándo dura eso? ¿hasta año nuevo?
Pos a mí sí me gustan los de menta :'(
Jose.
Publicar un comentario
<< Home